Un año con cosas positivas y negativas, como todos, con subidas y bajadas en la montaña rusa de emociones, con sensaciones de lo más diversas, mezcladas con momentos de felicidad y tristeza.
Y esto lo podría escribir cualquiera de los que esta leyendo esta entrada, con una situación similar o no a la nuestra, porque en el fondo, independientemente de las circunstancias de cada uno, todos acabamos experimentando lo mismo, por distintas cosas o razones, pero lo mismo.
Lo mas importante es cómo vamos enfrentándonos a cada día, semana, y tener claro que tras la tristeza, vendrá la alegría y que tenemos que seguir adelante para conseguir que los momentos de tristeza, sean cada vez mas cortos, y eso lo podremos hacer con nuestra cabeza, con la forma de ver e interpretar las cosas que nos pasan.
Por encima de todo, en mi caso, estará siempre la felicidad de mi hijo, y si él esta bien, yo estaré bien, y para que él este bien yo DEBO estar bien, por lo tanto, siempre habrá una razón para hacer que los momentos de bajón sean cada vez mas cortos. Eso no quiere decir que desaparezcan, porque no lo harán, lo sé, y siempre vendrán por un motivo u otro, pero intentare que me afecten lo justo y necesario para seguir tirando pa´lante.
Hace unos días, observaba a un grupo de chicos y chicas, no tendrían mas de 12 años, estaban en la calle, habían quedado, me imagino que para ir al cine o dar una vuelta. Les miraba mientras me preguntaba si Dani algún día tendrá un grupo de amigos con los que salir, si podrá o no hacerlo, y aunque muchos estaréis pensando o queráis decirme "claro que los tendrá", pues no lo sé, y en otra ocasión lloraría y me daría muchísima pena, pero ahora soy capaz de pensar que cuando llegue, espero que, los tenga o no, sea lo mejor para él y que sobretodo siga siendo feliz. Porque a veces lo que yo pienso que seria lo mejor para el, puede que no le de la felicidad, así que esperare a preocuparme y a ponerme triste cuando vea que haya algo que realmente le haga infeliz.