martes, 23 de febrero de 2016

Cosas que aprendí de la Parálisis cerebral


Hay varias cosas que en estos 7 años aprendí de la Parálisis cerebral, no solo por la convivencia con ella, si no por lo que he leído acerca de sus consecuencias. Y de lo que he aprendido es que es una lesión con tantas manifestaciones como personas hay que la padecen. Es imposible encontrar a dos personas con parálisis, que tengan la misma sintomatología y afectaciones a consecuencia de la lesión, aunque ésta se encuentre en la misma parte del cerebro.

Aprendí, que la PC no es solo una lesión en el cerebro que se manifiesta en el movimiento, tiene consecuencias “escondidas” a las que te vas enfrentando poco a poco. Consecuencias que no aparecen de golpe, se manifiestan con el desarrollo de la persona, y tú eres un mero espectador que va descubriendo esos cambios que aparecen con el tiempo.

Aprendí, que no tiene cura, que no llega un día en el que la lesión desaparece y todo empieza a “funcionar”.
Aprendí, que con el tiempo, la Parálisis cerebral duele menos cuanto más la pronuncias.
Aprendí, que es fundamental empezar con los tratamientos cuanto antes, para que la plasticidad neuronal sea nuestra aliada en la lucha.
Aprendí, que además del cuerpo, hay que cuidar el corazón de las personas, que aunque escondido es mucho más importante.
Aprendí, que en los momentos de dolor, aunque llores a solas, es necesario saber que tienes a alguien que te puede secar las lágrimas.
Aprendí, que el mayor dolor que produce, lo ocasiona cuando comparamos a nuestro hijo con los demás niños, cuando pensamos en lo que no puede hacer y pudo haber hecho.
Aprendí, que las personas que tienen parálisis, son ante todo personas, independientemente de su físico y limitación funcional, personas que aunque no puedan, quieren comunicarse, personas que quieren y sienten como las demás.
Aprendí, que realmente hay personas BUENAS que trabajan sobre todo por vocación por ayudar a los demás, independientemente de que necesiten un sueldo a final de mes.
Aprendí, que a pesar de lo duro, hay momentos de felicidad en los que eres capaz de sonreír, disfrutar y dar gracias por lo que la vida te ha dado.